"Robo se 'formaliza' en San Jacinto"
Según la División de Investigación de Robos de Vehículos (Dirove), este ilegal negocio se ha expandido a 12 zonas de Lima, pues además de San Jacinto, Tacora y La Cincuenta, ubicados en San Luis, La Victoria e Independencia, respectivamente, existen lugares especializados en venta de repuestos y accesorios como las avenidas Sáenz Peña, García Naranjo, México, Isabel la Católica, Parinacochas, en La Victoria y en otras del Callao, San Martín de Porres y San Juan de Lurigancho. Aquí el precio de los repuestos es entre 30% y 50% menor del que piden las tiendas.
DETRÁS DEL NEGOCIO
Este comercio ilegal es manejado por clanes. Quienes se dedican a él empiezan como ladrones o desmanteladores. Después de ser “canibalizadores” pasan a abrir sus propios negocios de venta hasta tener recursos suficientes para dedicarse a la importación de repuestos y recurrir a los distribuidores de piezas robadas (reducidores) solo cuando sea necesario. Pero esa regla no se cumple siempre, pues los mismos que roban y desmantelan autos o distribuyen sus piezas poseen tiendas en San Jacinto y hasta emiten recibos o factura e, incluso, declaran rentas y pagan impuestos a la Sunat.
¿QUIÉN LOS DETIENE?
Voceros de los concejos de San Luis e Independencia informaron que el 30% de los locales de San Jacinto y La Cincuenta no tiene licencia, “pero está en proceso de formalización”. Llamamos a la Sunat para conocer qué acciones de control realiza, pero no respondieron nuestra consulta.
Solo hasta febrero de este año se ha reportado el hurto de 1.100 partes de vehículos, cifra 5% mayor a la registrada un año antes. “El parque automotor de la ciudad ha crecido y por ende hay más demanda”, dice el coronel Aldo Figueroa, jefe de la Dirove, quien revela que las marcas Nissan, Toyota, Hyundai y Honda son las más solicitadas por quienes recorren los ilegales puestos de venta.
Ganancias mayores, riesgos mínimos. Esa es la consigna de los delincuentes que han logrado burlar la acción de la ley presentando recibos y facturas “fachada”. Con ello pueden denunciar a los policías que los intervienen y recuperar la ilegal mercadería incautada.
Pero estos trucos serían fácilmente desbaratados con un trabajo de investigación. En las intervenciones, la policía se limita a levantar actas de verificación, pero no coteja si el número y el contenido de estas facturas corresponden a los artículos que hay en tienda o en depósitos dentro del establecimiento. “Lo que está en exhibición generalmente sí es comprado y lo usan como fachada. Lo robado está más escondido, pero para entrar al puesto necesitamos la orden del fiscal y eso solo se consigue si, por medio de videos, pruebas y un seguimiento, logramos demostrar la flagrancia, pero la PNP no asigna recursos para hacer estas labores. Con un seguimiento tenaz se podría analizar cada pieza, rescatar su número de serie, pedir datos a las empresas fabricantes y cotejarlos con las placas de autos robados”, explica un agente de la Dirove.
MÁS DATOS
La pena que se impone a los comercializadores de partes robadas es de dos años, es decir, no merece prisión efectiva. Para el coronel Aldo Figueroa, la sanción debería elevarse a 4 o 6 años, e incluir a los desmanteladores e intermediarios de las piezas robadas dentro del mismo delito.
El titular de la Sexta Fiscalía de Prevención del Delito, Jorge Mandujano, confirmó que los llamados miembros indirectos de una organización delictiva (aquellos que no robaron el auto o sus pieza) son denunciados solo por receptación y la pena es mínima, pues así lo establece el Código Penal.
Según la División de Investigación de Robos de Vehículos (Dirove), este ilegal negocio se ha expandido a 12 zonas de Lima, pues además de San Jacinto, Tacora y La Cincuenta, ubicados en San Luis, La Victoria e Independencia, respectivamente, existen lugares especializados en venta de repuestos y accesorios como las avenidas Sáenz Peña, García Naranjo, México, Isabel la Católica, Parinacochas, en La Victoria y en otras del Callao, San Martín de Porres y San Juan de Lurigancho. Aquí el precio de los repuestos es entre 30% y 50% menor del que piden las tiendas.
DETRÁS DEL NEGOCIO
Este comercio ilegal es manejado por clanes. Quienes se dedican a él empiezan como ladrones o desmanteladores. Después de ser “canibalizadores” pasan a abrir sus propios negocios de venta hasta tener recursos suficientes para dedicarse a la importación de repuestos y recurrir a los distribuidores de piezas robadas (reducidores) solo cuando sea necesario. Pero esa regla no se cumple siempre, pues los mismos que roban y desmantelan autos o distribuyen sus piezas poseen tiendas en San Jacinto y hasta emiten recibos o factura e, incluso, declaran rentas y pagan impuestos a la Sunat.
¿QUIÉN LOS DETIENE?
Voceros de los concejos de San Luis e Independencia informaron que el 30% de los locales de San Jacinto y La Cincuenta no tiene licencia, “pero está en proceso de formalización”. Llamamos a la Sunat para conocer qué acciones de control realiza, pero no respondieron nuestra consulta.
Solo hasta febrero de este año se ha reportado el hurto de 1.100 partes de vehículos, cifra 5% mayor a la registrada un año antes. “El parque automotor de la ciudad ha crecido y por ende hay más demanda”, dice el coronel Aldo Figueroa, jefe de la Dirove, quien revela que las marcas Nissan, Toyota, Hyundai y Honda son las más solicitadas por quienes recorren los ilegales puestos de venta.
Ganancias mayores, riesgos mínimos. Esa es la consigna de los delincuentes que han logrado burlar la acción de la ley presentando recibos y facturas “fachada”. Con ello pueden denunciar a los policías que los intervienen y recuperar la ilegal mercadería incautada.
Pero estos trucos serían fácilmente desbaratados con un trabajo de investigación. En las intervenciones, la policía se limita a levantar actas de verificación, pero no coteja si el número y el contenido de estas facturas corresponden a los artículos que hay en tienda o en depósitos dentro del establecimiento. “Lo que está en exhibición generalmente sí es comprado y lo usan como fachada. Lo robado está más escondido, pero para entrar al puesto necesitamos la orden del fiscal y eso solo se consigue si, por medio de videos, pruebas y un seguimiento, logramos demostrar la flagrancia, pero la PNP no asigna recursos para hacer estas labores. Con un seguimiento tenaz se podría analizar cada pieza, rescatar su número de serie, pedir datos a las empresas fabricantes y cotejarlos con las placas de autos robados”, explica un agente de la Dirove.
MÁS DATOS
La pena que se impone a los comercializadores de partes robadas es de dos años, es decir, no merece prisión efectiva. Para el coronel Aldo Figueroa, la sanción debería elevarse a 4 o 6 años, e incluir a los desmanteladores e intermediarios de las piezas robadas dentro del mismo delito.
El titular de la Sexta Fiscalía de Prevención del Delito, Jorge Mandujano, confirmó que los llamados miembros indirectos de una organización delictiva (aquellos que no robaron el auto o sus pieza) son denunciados solo por receptación y la pena es mínima, pues así lo establece el Código Penal.
Fuente:
http://www.elcomercio.com.pe/impresa/notas/robo-seformaliza-san-jacinto/20090309/256383
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